diciembre, 05





“Tú eliges el lugar de la herida en donde hablamos nuestro silencio.”
― Alejandra Pizarnik


Nací para amar lo que no es, para el llanto frente al sepulcro de las cosas. Nací para el ritual de premonición de todas las muertes, para la nostalgia anticipada. Nací para escribir desde la rendija del mundo, desde el oasis que es el silencio en medio del bullicio de la existencia. Nací condenada a la búsqueda, a la profundidad de la luz, a perseguir la belleza, condenada al fondo donde la palabra no alcanza. Nací para el patetismo del lenguaje, para la fe desmesurada y el amor sin cálculos. Nací para desenterrar el tesoro de mi infancia y cobijar con él mi paso por el mundo. Nací para la terquedad de la esperanza, aunque a veces una mujer me acuse, y tenga que abrazarla con mis 24 años infantes. En fin, nací para pagar todos los precios por el amor que arde en mi pecho, para la sobriedad de mirar a la tristeza de frente y continuar amando.






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