731 días de la vida



“Las palabras nunca alcanzan cuando lo que hay que decir desborda el alma.” 
Julio Cortázar.



Ahora mismo estoy sentada y escribo. Intento absurdamente hacer tangible lo que mis ojos no alcanzan a decirte.
Camino por la habitación mientras invento la metáfora adecuada que recoja la belleza de tu alma. 
Ordeno recuerdos, los clasifico. Imagino tus manos y el tiempo estalla en las mías. Jamás supe de eternidades, pero el tiempo adolece una enfermedad que no conozco. Repito 731 días, como una cifra indicadora, pero no determina nada. 
Repito tu nombre y me salen mariposas de la boca. Respiro y pienso: he nacido tantas veces a tu lado.

No sé cómo explicar la plenitud que respiro cuando pienso en tu nombre. No sé cómo describir el mundo que nace cuando tus labios rosan los míos. Desde que estás yo paso por los días sin roce, ni contacto del suelo. Y quisiera poder escribirlo, pero aprendí que los vuelos no escriben., que la cima, el éxtasis, se viven y nada más.
Te dije más de alguna vez que nunca escribo cuando amo, las palabras no lo dicen todo y yo prefiero que tus ojos lean la desnudez de mi alma.

Te he dicho siempre que yo no sé escribir la felicidad. No porque no exista, sino más bien porque es tan efímera que cuando llega no me ajustan los brazos para escribirla y abrazarla a la vez. 

Y resumiendo, ahora sé que eso que llaman felicidad es en palabras simples: tus manos junto a las mías construyendo futuro.

Con amor, 
Heidy Alachán.

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