Descripción de una noche de noviembre
Llegué a casa. En mi habitación todo parece estar
intacto en el lugar de siempre, con el color de siempre, inmóvil. Nada ha
cambiado. El silencio, las paredes, el tocador, la cama, los libros. Todo
siegue ahí.
Afuera la gente parece reír por nada, o reír por todo.
Llorar. Llorar de felicidad, llorar de tristeza, llorar por antojo. El mundo enloquece
y yo continúo limitada a sentarme en algún rincón y observarlo.
Todo guarda silencio a esta hora y yo busco la luz o
un espejo. Escupo palabras sin sentido en el afán de expulsar de mi cuerpo lo
que arde.
Intento escribir tu nombre y me detengo. No quisiera
traerte a mención en estas letras que siempre juzgaste pobres o hacer de tu
cuerpo un poema vulgar y barato, indigno de tu refinado gusto literario.
Intento extraviarme entre las páginas de un libro y de
repente tu nombre se escribe con todas las letras del abecedario.
Intento hacer de esta hora un instante breve.
Intento escribir el vacío y dibujo mil palabras
inútiles.
Llueve.
Sí, sólo sé que llueve, que son las 10:46 pm y aquí en
este silencio, el sin sentido de la vida duerme a mi lado.
Heidy Alachán.
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